viernes, 22 de marzo de 2013

El resto de las hojas

 
 
 
 
 
"Como me haces hablar en el silencio"
 
 
El primer aspecto que lo conmueve es su inmensidad. Es un océano gigante de espacio vacío de la nada vestida de una pureza odiosa, aun es virgen de sentido, de letras y eso lo perturba.
 
El pretende abordarla, gobernar ese espacio colonizando paulatinamente su pureza a través de pequeños pasos.
 
Una guerra de trincheras que comienza en su cabeza, se define en sus ideas buscando la excusa perfecta para empezar a crear sentido, a decirle a la nada que se vaya de una buena vez. El piensa si vale la pena utilizar a ese recuerdo, que ya no es nada, pero que a veces se da el lujo de persistir. Sacrificar la pureza de ella por ella, que solo es nada es ayer, es un pasado triste que miente. Le parece un desperdicio y dice no, la excusa tiene que ser otra.
 
Piensa en los terrores que lo mantienen despierto y en lo sueños que lo duermen pero que no animan a despertarse, a realizarse.
 
Y ahí si, comienza a apuñalarla y ella desangrándose en palabras se convierte en otra cosa. Su pureza queda reducida a una colección de ideas que lentamente ven una luz. Ella agoniza para dar lugar a algo distinto, creado, una extensión de el mismo.
 
El observa su terreno gobernado, se dice a si mismo "bien hecho". Sabe que no es cuestión de cantidad, con gobernar una breve extensión de esa pureza el resto cae por decantación porque ese trozo de sangre azul devenida en términos no es otra cosa que el producto de su imaginación, su terrores, sus miedos, sus felicidades y tragedias.
 
Es la vida misma, la corta vida de una hoja ya muerta pero renaciendo, como aquella mariposa que resurge para conmovernos, aunque sea por un día o una noche. Y en ese día, o en esa noche, nos regala un ejercito de excusas para buscar el resto de las hojas del mundo que falten y, de este modo, intentar atravesarlas de sentido, de ilusiones, convencerlas con las palabras precisas para que dejen de ser esa nada vestida de una absurda pureza para transformarse en el escenario de nuestros actores imaginarios, esas situaciones, esos pensamientos y aquellos sentimientos tan reales que a veces asustan.
 
Es la vida misma, en una hoja en blanco.



Guille

 

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