jueves, 11 de octubre de 2012

La hipocresía de las alturas



"Todo lo sólido se desvanece en el aire". (Karl Marx)
                          


Las alturas ocultan bajo el velo de la belleza lo real de los paisajes, su esencia, su asquerosidad y su fascinación. Esas increíbles fotos panorámicas no son otra cosa que una colección de porciones bellas, obviamente, que se embellecen aun mas en la conformación de ese todo que es ni mas ni menos la foto en si.
Pero desde lejos, y sobre todo desde arriba, la vida pierde detalle y con ello nitidez. La belleza de las alturas oculta lo que no queremos ver. Es la distancia geométrica que nos distrae. El escape a la nada para ver desde lejos lo que nos aterraba ver de cerca. Escuchar y mirar la lluvia desde la ventana es fascinante porque no nos mojamos.
Puede extraerse un ejemplo de este concepto en  una recomendable película nacional llamada Buenos Aires Viceversa, en donde la protagonista ( Vera Fogwill ) saca fotos de la ciudad por encargo de una pareja de ancianos que ya no puede salir a la calle. La protagonista captura escenas reales, crudas, lo que la Buenos Aires estética no quiere ver, lo marginal, lo individual, lo cercano. La pareja de ancianos se indigna por completo y a los gritos el señor amenaza con despedirla, su argumento es que ESO no es Buenos Aires, no puede ser Buenos Aires, tiene que ser otra cosa. Le dan otra chance, y es en ese momento en donde la protagonista entiende que las alturas disfrazan la cruda realidad. Solo retrata paisajes, panoramas que fascinan a los ancianos porque claro, desde arriba Buenos Aires es increíblemente bella.
Otro ejemplo puede encontrarse en la cobertura de la marcha del "cacerolazo" llevada a cabo el 13 de Septiembre de este año por sectores en contradicción con alguna de las medidas del Gobierno Nacional. La cobertura de los canales afines al Gobierno mostraba los rostros llenos de odio de las personas, su horrible discurso lleno de gritos y deseos de muerte, los ruidos, lo real del discurso. Por otra parte la cobertura de los medios opositores solo hacían eco del panorama, de la multitud de lejos y silenciada, no sea cosa que se escuchen los gritos de odio. Pero mas allá de la cuestión meramente política del debate ( al cual no quiero abordar en estas lineas para no perder el espíritu de la idea ) se observa que la lógica de los medios opositores es la misma que la que utiliza la protagonista de la película en la segunda entrega de fotos. Desde lejos se ve lo que queremos ver, no existe el detalle ni las voces, ni mucho menos los gritos.
Es por eso que la distancia física engaña, y la temporal también claro está. Pero la primera tiene la ventaja del dinamismo, podemos acercarnos, alejarnos y volver a acercar cualquier punto, pero ahora sabiendo que hay un lejos que lo rodea. Con el tiempo eso claramente es imposible y la fragilidad de la memoria obliga a reconstruir realidades, romper promesas, tirarle piedras a cuadros que amábamos o amar personas que no podemos recordar porque motivo odiábamos.
Esa es la hipocresía de las alturas, que encuentra su esplendor en la belleza del paisaje, el cuento feliz, la ausencia del detalle, la ausencia de la mierda misma.
Aunque tal vez nada de esto sea absoluto. En todo caso está en el que se anime, la tarea de permitir alejarse ya que, claro está, la belleza de la distancia y el paisaje seduce.
Pero aquel que experimente esta altura debe saber que existe un algo, una persona, un silencio, un beso, una palabra, algo que en algún momento la altura y el tiempo se encargará de borrar, lo extinguirá del paisaje. Y lo mas triste es que tal vez ese algo no merezca el triste destino de ser borrado.



Guille

1 comentario:

Cristálida dijo...

me gustó mucho, beso